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El iyawo

iyawo La palabra iyawo significa: la esposa del orisha. Se da el nombre de iyawo a los iniciados en la santeria durante el primer año que sigue a la ceremonia de iniciación.

El primer día de la ceremonia de Yoko Oshá (ceremonia de iniciación) nacen tanto el nuevo iyawo como sus orishas que estarán unidos a él de por vida. El segundo día, o día del medio, el iyawo recibe la visita de otros santeros que vienen a saludar a los nuevos orishas y al iyawo, que se encuentra en el trono. El tercer día o dia del itá, el iyawo conocerá su futuro a través del oriate u oba que realizará el registro correspondiente con los caracoles. Los orishas que acaba de recibir, uno a uno y a través de los cauris, darán sus consejos al iyawo y le mostrarán su camino mientras el feicitá o secretario toma nota de todo ello en la libreta de santo. El iyawo pasará el resto de los siete días en su trono, sobre una estera y solo podrá abandonarlo para la presentación al tambor y definitivamente el último día para realizar la ceremonia de la plaza. El tiempo que el nuevo iniciado pasa en el trono, lo dedica a descansar y a meditar acerca de los consejos que ha recibido y sobre su nueva vida que acaba de empezar.

Durante el año que sigue a la ceremonia de iniciación el nuevo iniciado realiza lo que se llama iyaworaje, periodo durante el cual es protegido por los otros santeros, como lo harían con un niño pequeño que necesita la protección de sus padres.

El iyawo no puede salir a la calle antes del medio día ni después de la puesta de sol. Debe vestir con ropa de color blanco. No puede usar maquillaje ni llevar ningún tipo de joya, excepto las pulseras y collares que recibió durante la iniciación. No debe mirarse al espejo. Durante los tres primeros meses, debe comer sentado en el suelo, sobre una estera que simboliza un espacio sagrado. Cuando sale a la calle no debe estar entre multitudes.

Durante el iyaworaje, al iyawo no se le llama por su nombre propio sino que se le llama iyawo, ya que cada vez que se hace esto se le va separando de la vida que dejó atrás en la iniciación y ayudándole en su nuevo camino.

Los santeros que rodean al iyawo lo miman y consienten como a un niño pero también lo protegen para impedir que se rompan los tabúes sagrados. Las personas no iniciadas suelen ignorar la importancia de esa etapa en la vida del iyawo que le permite llegar a un profundo entendimiento con su orisha tutelar.